Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100185
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 25 de junio de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Duque de Tetuán.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 141, 2924-2925.
Tema: Discusión sobre dimisión del Sr. Martínez de Campos del cargo de Capitán General de Castilla la Nueva.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Todo eso que S.S. dice, viene a confirmar mi aserto, de que en estas cuestiones de moralidad, no puede nadie hacerse eco de los rumores vagos.

Yo no he acusado a S.S. de nada; he dicho precisamente lo contrario. Lo que he afirmado es que, por una acusación vaga, hubo enemigos de S.S. que le atribuían cierto interés no lícito en un expediente, y se probó lo contrario. Pues ahí está justificando lo que yo afirmo sobre el peligro que hay en hablar de moralidad, (El Sr. Duque de Tetuán: Pido la palabra), y ésa es la cruel experiencia que he tenido yo, como otros muchos y como S.S.; de manera que si yo hiciese a S.S. una ofensa de esta suerte, creería que me la hacía a mí propio.

No tiene S.S. motivo ninguno, absolutamente ninguno, para exasperarse. ¿He dudado yo nunca (¡cómo he de dudar!) de la moralidad de S.S.? Al contrario, sabe S.S. que hemos estado mucho tiempo viviendo juntos como buenos amigos, y S.S. jamás me habló a mí de su expediente ni me he vuelto yo a acordar de ello. Lo que hice en aquella ocasión, fue lamentar que de esa manera se tratara a ciertos funcionarios, como lamento ahora, no solo que se trate a los funcionarios, sino a los partidos.

Porque hay que advertir una cosa, Sr. Duque de Tetuán; S.S. confunde dos cosas que son enteramente distintas. El Sr. Ministro de Estado, en las frases que S.S. ha leído, hablaba de la lepra de la inmoralidad como vicio social, y S.S. habla de la inmoralidad como si fuera un delito imputable sólo a la situación actual.

Contra eso protesto yo. La situación liberal hace todo lo que puede para concluir con esa parte de inmoralidad que pueda haber en el estado social de nuestro país, debido a muchas concausas, debido a nuestras luchas intestinas y a nuestros errores y desdichas; porque no se puede negar que la situación va adelantando mucho en ese camino.

¿Qué medio se han adoptado? Pues muchos, señor Duque de Tetuán. [2924]

En primer lugar, ahora hay pendiente en el otro Cuerpo Colegislador un proyecto de ley que ha de contribuir mucho a ello: el relativo a la ley orgánica de los tribunales; en segundo término, el proyecto de ley de empleados, y en tercero, las Comisiones nombradas para que atiendan a este fin y propongan al Gobierno todos los remedios que consideren necesarios para extirpar ese mal; y la verdad es que los resultados se van tocando, lo mismo aquí que al otro lado de los mares.

Su señoría tampoco me ha hecho justicia al creer que yo he tratado con desdén a los individuos que del partido conservador vinieron a formar parte del partido liberal. No es así; al contrario, los he tratado como a todos los demás elementos que constituyen el partido liberal. Lo que he dicho es que S.S., lo mismo que otros elementos del partido conservador, proceden más bien de la unión liberal, y que cuando vinieron a nuestro partido, naturalmente se encontraron con toros antiguos elementos que formaban la unión liberal, constituyendo por esto los conservadores y los que procedían de la unión liberal la derecha, puesto que juntos vinieron a engrosar las filas del partido liberal. De modo, que he considerado de la misma manera a los unos que a los otros, porque la misma consideración y respeto y la misma gratitud debo a los de la derecha que a los de la izquierda.

Respecto a lo que S.S. ha dicho sobre la cuestión de librecambistas y proteccionistas, los mismos textos que ha leído vienen a corroborar lo que yo he dicho. Lo que hay es, que en aquel momento no sé quién me interrumpió y dije: ése es el ideal, y como ideal, no hay nadie que no sea librecambista; S.S. mismo ha oído al Sr. Cánovas del Castillo afirmar que ése es el ideal de todos, y ojalá que mañana pudiéramos llegar a él.

Pues eso mismo dije yo. Por lo demás, yo nunca he sido ni librecambista, ni proteccionista. En el Gobierno hago lo que creo conveniente a los intereses de mi país; ni más, ni menos.

Repito a S.S. que no tenía motivos para exasperarse en los términos que lo ha hecho. Al evocar el recuerdo que yo hacía, refiriéndome a mí mismo, dije que S.S., como yo, tenía experiencia cruel, porque lo mismo S.S. que yo hemos sido víctimas de murmuraciones injustas, como lo son casi todos los hombres políticos, pero ha estado muy lejos de mi ánimo suponer que en los procedimientos de S.S., no digo yo como hombre particular, porque de eso no hay que hablar, sino como hombre político, haya nada que ceda en desdoro de S.S., y soy el primero en declarar la severidad de principios de S.S. y la elevación de su conducta y lo bien que lleva el ilustre título que ostenta.

Lejos, repito, de mi ánimo está tal suposición, y si resulta alguna palabra de la cual pueda caber la más pequeña duda acerca de esto, desde ahora la considero retirada, y además me arrepiento de haberla pronunciado. Yo no me valgo jamás de esas formas; lo que deseo naturalmente, y no lo desearía en otro caso, es que S.S. sea un amigo menos agrio conmigo, que me ataque menos y me ayude más, porque después de todo, resulta que se quejaba S.S. de que yo hubiera dicho que había pronunciado cinco discursos bajo el mismo patrón y decía: ?sin embargo, yo he votado tal ley y tal otra?. Bueno que S.S. hablara en contra, pero yo hubiera querido que S.S. hubiese hablado alguna vez en pro, y S.S., para mi desdicha, no ha hablado jamás en pro; jamás ha hecho uso de su hermosa palabra más que para combatir al Gobierno, y yo quisiera, repito, que S.S. lo combatiera menos y me defendiera más. [2925]



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